Entrenar y hacer ejercicio de forma recreativa no son la misma cosa. Es por este motivo que la alimentación forma parte importante para poder obtener metas a largo plazo.
Hacer ejercicio regularmente ayuda a tu cuerpo a estar más sano, a liberar estrés, trabajar sobre tu masa muscular y tu sistema cardiovascular.
Entrenar tiene efectos similares sobre el cuerpo, pero entrenar trabaja fundamentalmente sobre nuestra mente. Es esta la que más expuesta durante el entrenamiento. Es la mente quien sentirá la presión, es la que tiene que sostenerse cuando todo le dice alto. El cuerpo simplemente seguirá el liderazgo de la mente.
Si tu cuerpo es fuerte pero tú mente es débil, sin importar que tanto hagas siempre serás débil en el fondo y en un momento de presión es fácil desistir. Si tu cuerpo es débil pero tú mente es fuerte, habrá muy pocas posibilidades de que caigas de alguna forma. Esta fuerza mental al entrenar hará tu cuerpo tan fuerte como tú mente.
Pero no todos tenemos una mente tan fuerte por naturaleza. Afortunadamente podemos volvernos fuertes y el entrenamiento permite este pequeño retiro donde solo te encuentras con tu yo y tienes que lidiar con él.
No sirve una mente fuerte en un sistema con carencias. La mala alimentación puede pasarnos la factura en medio de un entrenamiento. Las reservas de energía de los músculos (glucógeno) se agotan, se da una mala degradación de las grasas producto de la carencia alimenticia y el cansancio es extremo.
Entrenar es llevar a nuestro cuerpo más allá de lo que normalmente haría y es por eso que nuestra mente es un pilar, pero nuestro metabolismo debe cumplir con los requerimientos necesarios para dar ese cambio que es una especie de mutación en nuestra forma fisiológica de reaccionar ante el encuentro con el ejercicio.
¿Cómo prepararme para entrenar?
A la hora del entrenamiento las reservas de energía deben estar en optimas condiciones para permitirnos poner bajo presión a nuestro sistema y que funcione de la manera esperada. La mejor fuente de energía para entrenar es la alta concentración de glucógeno en los músculos. Con cada descarga durante el entrenamiento nuestro sistema dota a nuestros músculos con la habilidad de poder almacenar muchísima más energía que una persona que no haga o haga poca actividad física. Este proceso no se da si el cuerpo no se encuentra bajo un estímulo constante. El cuerpo es una máquina increíble y entre sus cualidades está la de ahorrar y no gastar en lo que no necesita. Así que si tus músculos no tienen necesidad de almacenar mucha energía tu sistema no va a gastar recursos en eso, y si has aumentado esta condición pero eres inconstante puedes perderla aún con mayor facilidad.
La fuente de glucógeno más importante se encuentra en la ingesta de carbohidratos, para esto tenemos una enorme variedad de alimentos y formas de prepararlos. Las pastas, cereales, tubérculos, el pan son algunos que podría mencionar. Entre menos procesados sean estos mayores beneficios alimenticios para nuestro cuerpo.
Las altas cantidades de azúcar no son más que una fuente de energía volátil que por lo general es simplemente almacenada como grasa en nuestro cuerpo. Las comidas rápidas o altamente grasosas no solo aportan poco a nuestro sistema de energía sino que nos llenan de algo de lo que cuesta aún más deshacerse.
Desayuno
Para muchos es una de las comidas con menos importancia en el día, pero por el contrario debería ser una prioridad cuidar lo que comemos en este momento. Nuestro organismo normalmente viene de horas de ayuno y estar en procesos regenerativos toda la noche. Darle alimentos fáciles de digerir con altas fuentes de nutrientes ayudan a que nuestro sistema inicie rápidamente el día. Batidos de fruta, fruta en trozos, cereales como la avena, granola son buenas formas de iniciar la alimentación. Hidratación abundante y de ser necesario o tener hambre a media mañana una merienda transitoria para esperar la llegada del almuerzo. En Costa Rica acostumbramos desayunar con pinto, huevos, natilla, pan, salchichón o carne, plátanos entre otros. Esto lo convierte en un desayuno ideal para nuestro entrenamiento, altos contenidos de carbohidratos, proteínas y grasas. Pero recuerda que la moderación es la clave, no es lo que comes sino cuanto.
Esta es una muestra para un desayuno balanceado.
Almuerzo
Algunas personas tienen pobres costumbres y pésimos desayunos, por lo que a la hora del almuerzo tienen un apetito incontrolable llevándolas ocasionalmente a comer de más y las costumbres se vuelven hábitos creando constantemente esta necesidad de comer en exceso. La comida debe ingerirse de forma relajada para que nuestro cuerpo se vaya dando cuenta que tan lleno está y dejar de comer cuando ya estamos satisfechos, no cuando se ha acabado todo lo que tenía el plato.
Esta es una muestra de una almuerzo balanceado. En mi caso personal prefiero que mi almuerzo sea 60% carbohidratos, 20% fruta/verdura y 20% proteína. Recuerda que tu cuerpo utiliza no lo que comes sino lo que ya tiene procesado, por eso es que preparo mi cuerpo con 24 horas de anticipación para el nuevo entrenamiento. Mi desayuno normalmente viene a reponer el gasto que tengo en las primeras horas de la mañana cuando acostumbro entrenar. El almuerzo y la cena preparan el tanque para el día de mañana.
Cena
Uno de los momentos cruciales del día.
Si eres una persona poco activa te invito a seguir esta recomendación en la imagen. Si entrenas te recomiendo la misma receta del almuerzo 60% carbohidratos, 20% fruta/verdura y 20% proteína, además de mucha hidratación.
Lo que NO recomiendo bajo ninguna circunstancia es el acostarse a dormir sin comer. A menos que estés en esos momentos donde hay que apretarse el cinturón este hábito solo perjudica tu rendimiento tanto en el entrenamiento como en tu vida en general.
Pasamos horas durmiendo y nuestro sistema necesita tener de donde alimentar esa energía gastada en recuperarte. Las dietas que invitan a estas prácticas solo terminan formando personas que despiertan con un apetito incontrolable, sino además personas que llegan a ejercitarse con bajos niveles de glucógeno, descomponiéndose durante su entrenamiento y culpando al ejercicio de sus males, dejándolo de lado. El ejercicio es quien va a regular todos esos males, solo necesitas darle a tu cuerpo la energía necesaria para hacerlo, tener la paciencia y la disciplina para ver los frutos a largo plazo, si aquí todo es a largo plazo, pero todo lo logrado es de calidad duradera.
Espero que estos consejos ayuden a tener un mejor rendimiento y no pensar que es posiblemente que tu cuerpo no está hecho para ejercitarse. Nuestro cuerpo está más que diseñado para el deporte, es la única fuente real y segura de mantenernos saludables.
#SiemprePuedeSerPeor